No Todo lo que Reluce es Oro: Una Crítica a Cayetana Álvarez de Toledo

    Jamás pensé que haría esto, pero la serie de desgracias que llevan sucediendo en España han ido acumulando en mí unos pensamientos que, dado el reciente suceso en la política española, me he visto obligado expresar tras largos años encapsulados en la pereza que me produce la sociedad moderna. Pero helo aquí, creando mi propio blog y estrenándolo con los tejemanejes de la peor y más repugnante tropa que ha habido en la fauna política nacional. El PP; el Partido Progre.

    Tras la purga de la última portavoz del Partido Progre, Cayetana Álvarez de Toledo, todos los sectores de la llamada "derecha mediática" (con excepción de los peperos de COPE, la Razón y Trece, quienes además lo han celebrado) no han escatimado en halagos hacia la mordaz política vilipendiada por sus compañeros. Reconozco que cuando Cayetana dio el paso de regresar al PP me sentí desconcertado, me sucedió como a todos esos que pensaron que tendría un mejor encaje en VOX que en la "derechita cobarde". Su postura firme, su crítica al feminismo desbocado, su enfrentamiento sin cuartel al separatismo racista... eran elementos que se me hacían antagónicos en un partido sin ideas y que no cree en nada como es el Partido Progre.

    Su fichaje fue una mera estrategia, propia de quien no respeta la batalla de las ideas y de quien desprecia y toma por imbécil a sus votantes (y lo cierto es, que los votantes del PP cada vez me merecen menos respeto). Aterrados frente a la fuga de votos hacia un auténtico partido de derecha como VOX (reniego de seguir en esto de izquierdas/derechas, pienso que el mundo hoy se mueve en otras coordenadas -mundialistas/patriotas-, pero dado que esto aún no es muy popular, seguiremos con zurdos y diestros), los engranajes del marketing comenzaron a girar. Pablo Fracasado corrió a alistar a un miura como Cayetana, quien se había ganado el respeto por su lucha sin cuartel al feminazismo y a los NAZIonalistas en radio y prensa. Pero esto solo era la mera fachada sin sustancia, un monigote para seguir tomando el pelo a ese sector que, gracias a Dios, ya no se deja engañar por personas envueltas en el aura de la excusa. Sí, la excusa, porque la estrategia de posición dura con Cayetana, pero "moderada" (dios, cómo han conseguido que deteste esa palabra) con figuras neoprogres como Javier Maroto o Cuca Gamarra, es estar en misa y repicando; dos posturas opuestas que iban a terminar chocando. Cayetana era solo eso: una estrategia. Pero la base sustancial de Génova es profundamente progre. Estas maquinaciones están condenadas al fracaso porque carecen de un sustrato ideológico y de coherencia intelectual que mantenga firme sus convicciones, pero claro, pensar que en el PP hay convicciones... Cuando te conviertes en la veleta azul y un día eres "el pp duro de Aznar", al siguiente eres moderadito y llamas "extrema derecha" a VOX, y al de después dices que "la batalla cultural no te interesa", estás demostrando QUE NO CREES EN NADA.


     Tú no puedes poner de portavoz a una enemiga del colectivismo feminista, cuando tu partido se ha tragado con patatas toda la basura de género y la dictadura progre en general. Álvarez de Toledo sí cree en algo, tiene personalidad, es culta, muy inteligente y no se somete a la corrección política, alguien como ella no tenía cabida en un partido convencido de la superioridad moral de la izquierda. Y por eso toda la cuadrilla progre, los Miguel Lacambra (aka antoño menestre), las Cristinas Fallarás (aka la borracha), los Gabriel Rufián (aka charnego renegado), etc. han celebrado la decisión. Uy, cuando tu adversario celebra tus decisiones...

    Cayetana es mejor que el PP, pero eso no es decir mucho. Ahora hay quienes dicen que se pase a VOX, pero oh, señor, ni hablar. Ella no pinta nada en VOX. Después de conocer mejor a la persona (y no al personaje), es de entender que su base de pensamiento no encaja con la visión del mundo del partido de Santiago Abascal. A mi modo de ver, Cayetana comete un gran error, el mismo que Un Tío Blanco Hetero y los liberales más fundamentalistas: equiparar los identitarismos posmodernos a las identidades nacionales. El feminismo, el ecologismo, el lobby LGTBIJKLM, la multiculturalidad, etc... son movimientos totalitarios que niegan la autonomía personal, dictándoles el correcto funcionamiento de sus vidas: "la buena mujer, el buen homosexual, el buen inmigrante es de izquierdas y debe comportarse de X forma". Álvarez de Toledo acierta al criticar esto, pero se equivoca al pensar que hay por ahí un nacionalismo español que dicta cómo deben comportarse los demás.

    En primer lugar, habría que hacer una enmienda a la totalidad a eso de llamar "identitarismo" a las distintas vertientes progres. Llamarlo de esa forma porque usan un elemento al que UTBH llama (de forma equivocada) "identidad" como la raza, el sexo o la orientación sexual a partir de la cual inician una maquinaría política, es no entender qué hay detrás. Su examiga, Leyre Khyal, ya le dijo en un directo que estos elementos no son "identitarios", sino todo lo contrario, el marxismo cultural lo que busca es destruir la identidad; pero eso será para otro post, que hoy toca hablar sobre las fallas de Cayetana.

    Ella, de forma bastante chocante, llega incluso a equiparar el nazionalismo catalán con el español bajo la etiqueta de "nacionalismos excluyentes". Qué error, qué gran error, el nacionalismo español no existe, y lo único que se le podría medio parecer son grupúsculos marginales neonazis o abueletes trasnochados que van por ahí con el águila de San Juan. Sentenciar elementos contrarios bajo una etiqueta común simplemente porque ves cosas como banderas ondear me parece de una pedantería increíble, propia de esos liberales empeñados en desligar al individuo de su pasado histórico. En ese aspecto, progres y liberales son muy parecidos, son adanistas, creen que el mundo empezó con ellos. El nazionalismo catalán y vasco sí niegan la autorrealización personal, sí ordenan cómo debe ser el buen catalán y vasco, sí emplean la violencia, la extorsión, el señalamiento, la marginación laboral e incluso qué lengua usar. El trapo con la estrella cubana y la copia mala de la Union Flag han degradado a su población a eso que Ortega y Gasset bautizó como el Hombre Masa. En cambio, la bandera española no busca diluir al individuo en el magma del buen español, a ese que supuestamente debe gustarle el flamenco, los toros, Manolo Escobar, el fútbol, la tortilla de patatas y que va a misa todos los domingos. A mí ni me gusta el flamenco ni me gustan los toros ni me gusta el fútbol y hará años que no piso una iglesia. Meter en el mismo saco la bandera española con la bandera estrellada o el trapo de Sabino Arana es el mayor error de Cayetana, y el motivo por el que no puede estar en VOX.

    Si bien siempre me he sentido orgulloso de mi país, jamás he sido de sacar la bandera, no por algún tipo de desprecio o vergüenza, simplemente porque no iba conmigo. Pero como muy bien dijo el youtuber Un Señor de Logroño (un liberal acérrimo quien tampoco es de ir por ahí con la bandera), dijo que, hoy en día, sacar la bandera de España es algo disruptor frente al totalitarismo progre (esto no es literal). La bandera rojigualda representa la libertad frente a las banderas del odio separatista y el colectivismo gay o feminazi. Es la unidad del pueblo frente a quienes lo quieren destruir. "Unidad del pueblo", seguro que ya a muchos les habrá salido sarpullido al leer esa expresión; la unidad del pueblo no significa homogeneizar su pensamiento, sus ideas o su forma de vida, sino aunarlo bajo los principios de igualdad y libertad, y bajo esos principios, que cada uno haga lo que quiera.

    Cayetana no entiende esto, su visión liberal de la vida, le hace creer que la identidad nacional es una celda que cohíbe la identidad individual. Los liberales están en lo correcto cuando afirman que la sociedad está compuesta por personas con intereses dispares, que no siempre coinciden con los del resto, pero patinan al pensar que cada uno somos nuestro propio universo, islas solitarias que flotan desligadas de la historia, la cultura y la tierra. Lo siento, pero no. La identidad nacional, la nación, es el refugio que precisamente permite el desarrollo del individuo y sus proyectos vitales; es el refugio frente a los enemigos de la libertad. La nación no colectiviza, la nación libera.

    Frente al feminismo, frente a la ideología de género, frente al comunismo, frente a los lobbies secuestradores de homosexuales, frente a un estado tiránico, frente al racismo separatista, frente al animalismo, frente a la multiculturalidad, frente al ecologismo que destruye el mundo rural, frente al yihadismo, frente a la dictadura progre, frente al mundialismo; en definitiva, frente a las banderas del totalitarismo, solo es posible ondear las banderas de las naciones libres. Defender la nación no es nacionalismo, es patriotismo.


    El problema radica en que, tal vez, Cayetana desprecia la nación (nada raro, los anarcocapitalistas están en contra de las naciones y desean su desaparición en el globalismo). Cuando dijo que la Constitución del 78 era lo mejor que España había hecho en 500 años, reflejó que no tenía en alta estima nuestra historia. España ha hecho cosas mil veces mejor que esa mierda de constitución en sus más de cinco siglos de vida. Muchos de la derecha tienen el convencimiento de que España es algo que no vale la pena y por eso defienden con tanto ahínco el proyecto [antieuropeo] de la Unión Europea, cargándose el principio constitucional de la indisolubilidad de la nación que recoge esa carta magna que tanto dicen adorar. Defienden la soberanía nacional frente a los separatistas, pero tan solo para dársela íntegra a Bruselas.

    Como último apunte, respecto a la inmigración, poco que decir: la nación es un club privado que se reserva el derecho de admisión, y las fronteras son el medio por el que ejerce este derecho. Una nación debe mirar por el interés y el bienestar de su pueblo y debe ver la inmigración como un instrumento meramente utilitarista, dicho de otra forma, lo que recoge el programa electoral de VOX: "Regular la inmigración (la legal, porque la inmigración ilegal no se regula, se impide) en función de las necesidades económicas del país". Y esta inmigración no debe suponer un peligro para la identidad del pueblo, ya sea mediante imposiciones religiosas o a través de una natalidad exacerbada que represente una Sustitución Demográfica del rasgo autóctono.

    Y con esto termina mi primer post, espero que lo hayáis disfrutado y recordéis que es mi opinión como hombre libre que no se casa con nadie. Independientemente de todo, y a pesar de las discrepancias, me gusta Cayetana, me gusta la gente con personalidad y que trabaja por lo que cree, y por eso se la echará de menos. Muchas gracias, Cayetana, por recordarle al Jorobado de Galapagar de quién es hijo, uno de los mejores momentos del parlamentarismo español. Suerte en la vida.

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